lunes, 7 de mayo de 2012

Una historia y algo más.

Un día, Amelia decidió pararse a pensar en su vida, en lo que sería de ella el día de mañana; se paró a pensar en su futuro y en él encontró demasiados obstáculos que le iban a impedir cumplir lo que de verdad deseaba.

Quiso empezar a llorar, pero cuando una lágrima estaba a punto de mojar su cara, se dio cuenta de que llorar era demasiado fácil, así que decidió sonreír. A partir de ese día, Amelia no podía parar de sonreír, siempre tenía una sonrisa en su rostro y entonces, sus amigas le definían como "la niña que siempre se está riendo."

Todos los días, alguien le decía a Amelia "Eres muy feliz, ¿verdad?" Y en ese instante, Amelia recordaba de nuevo su futuro, sabía que no era feliz, pero nunca era capaz de contestar a esa pregunta y lo único que podía hacer era reír, reír sin parar, reír hasta perder el control...

Seguía pasando el tiempo y como todos los días, Amelia pensaba y pensaba en su futuro y luego, sonreía. Una vez más, tuvo que escuchar aquella pregunta, la pregunta que le detenía en el tiempo, pero esta vez no fue así, esta vez no se quedó parada, ni tampoco se empezó a reír, porque Amelia estaba tan harta de quedarse callada y solamente ser capaz de sonreír, que decidió responder al fin a la pregunta "Eres muy feliz, ¿verdad?"...

"No es que sea feliz, lo que pasa es que ya no me importan las lágrimas, porque ellas no solucionan nada y además, llorar es demasiado fácil y sí, puede que alguna vez necesite llorar, pero cuando me enfrento al mundo prefiero sonreír, aunque luego, cuando me quedo a solas, se me viene el mundo encima y es ahí cuando lloro, cuando estoy sola, solamente cuando estoy sola, porque nunca me ha gustado demostrar como me siento realmente y por eso lloro cuando estoy sola, porque siento miedo y siempre es la soledad la que me hace llorar, dado que es ella la que me trae los malos recuerdos a mi mente; es la soledad la que hace que el silencio grite bien alto mis errores, aunque nunca se llegue a escuchar su sonido; sí, es la soledad la que me desvela por las noches; la que me come la cabeza; la que hace que sea una cobarde; la que intenta que esté sola, pero a pesar de todo nunca lo ha logrado y por eso estoy aquí sonriendo, pero ese no es motivo para que me vean como alguien feliz, solamente pido que me vean como a una persona que es capaz de sonreír ante los problemas, porque soy una persona que se enfrenta a la vida usando una sonrisa como arma blanca, me gusta reírme de mis problemas, pero nunca de los problemas de los demás. Y ahora mismo, lo único que deseo, es poder mirar a mi alrededor y ver al mundo con una sonrisa." Respondió.

Cuando Amelia dejó de hablar, se dio cuenta de que tenía a un círculo de gente alrededor, el mundo entero le sonreía y ella estaba en el centro sonriendo también. Ella era el centro de atención, a la que el mundo estaba escuchando, entonces se dio cuenta de que al fin, logró que el mundo se pusiese a sus pies y no ella a los pies del mundo, y lo mejor, es que había logrado el sueño que ella siempre había deseado cumplir en su futuro: mirar a su alrededor y ver al mundo entero con una sonrisa. Y por eso decidió seguir sonriendo y luchar por lo que de verdad deseaba, porque aprendió que nada es imposible de lograr y que los sueños de hoy, pueden convertirse en la realidad de mañana.

"Si tú no construyes tu propio futuro, nadie lo hará. No pienses que es la vida la que decide tu futuro, porque ella solamente te ayuda y te da tiempo para que lo puedas construir, pero nunca va a decidir tu camino. El camino lo construyes tú, con tus propios pasos. Y a medida que vas caminando te vas dando cuenta de lo que va a ser de ti y eso es el futuro: la huella que tú marcarás con tus pasos, mañana. Si no luchas y te rindes, no puedes decir que tus metas son imposibles de ganar. Primero lucha, porque sabes que nada es imposible y no tengas miedo a equivocarte, porque los errores están para que aprendas de ellos. Si te caes, levántate y sigue rumbo a la meta que un día te propusiste llegar. Tal vez, me equivoque, porque esto solamente son mis pensamientos, pero si pienso así, es porque tengo motivos. Yo un día decidí rendirme, no quise luchar más, todo lo daba por perdido, pero luego abrí los ojos y me paré a pensar, sabía que debía de empezar una lucha, un camino, un destino, una meta, un futuro y es ahí cuando mi vida cambió y de repente, sueños que veía imposibles, se hicieron realidad. Perdí mucho tiempo esperando a que la vida me ayudase a construir mi futuro, pero al fin me he dado cuenta de que el futuro está en mis manos, nadie puede decidir por mí, porque es mi vida y yo debo decidir lo que será de ella. Y sí, también sé que para muchas personas de mi alrededor, por no decir todas, dicen que aún soy pequeña para entender a la vida, pero sé que eso no es verdad, sé que de edad soy una niña, pero de mente no. Tengo las cosas bastante claras, sé realmente como soy y no soy como la gente piensa, yo no me invento las historias, porque primero las vivo en la realidad y luego las escribo. Para la edad que tengo, he vivido bastantes experiencias malas, una de ellas es que un día tuve que dejar a todos mis amigos atrás y conocer a otros y es ahí cuando me sentí sola, cuando sentí miedo, cuando aprendí a luchar por mí misma, cuando me dí cuenta de que la vida a veces tiene que darme palos como esos. No soy como la gente de mi edad, yo no quiero sentirme "guay" con un cigarro en la mano, no quiero tener un novio para decir que soy grande, no quiero dejar de estudiar para que no me digan "empollona", no quiero emborracharme en una fiesta para al día siguiente decir que tengo resaca por haber bebido hasta perder el control, no quiero sentirme orgullosa de haber probado el alcohol o la droga, porque sé que con eso lo único que consigo es fastidiar mi futuro. Yo no puedo decir que tengo amigos de toda la vida, porque esos amigos ya se fueron, aunque siempre los recordaré, ellos fueron los amigos con los que crecí y luego me tuve que alejar de ellos y ahí también aprendí que la distancia separa cuerpos, no corazones. Y sí, ahora tengo amigos, muchísimos amigos con los que me siento feliz, pero nada es como lo era antes. Estos amigos me ayudan  a que no esté sola, pero ellos no compartieron conmigo ninguna sílaba cuando estaba aprendiendo a leer, ningún lápiz cuando estaba aprendiendo a escribir, ningún juego cuando estaba aprendiendo a jugar, en cambio, mis otros amigos sí, porque con ellos compartí una vida, una infancia que jamás olvidaré. Sé lo que es la soledad y tengo miedo de que vuelva. El único consejo que puedo dar, es que aquellos que tienen la suerte de tener aún a los amigos de la infancia, deben cuidarlos, porque puede que algún día llegue el destino y haga que todo cambie y si digo esto es por experiencia. Antes, pensaba que la vida solamente quería hacerme daño y por eso lloraba, no podía parar de hacerlo, pero hoy me he dado cuenta de que debo seguir adelante, debo seguir con esos recuerdos en mi mente, con esas experiencias vividas, con esos malos momentos, con aquella soledad que un día llegué a sentir, pero sobretodo, con la sonrisa que me ha acompañado durante todo este recorrido que he logrado hacer con mis propios pasos. No me siento grande, pero tampoco pequeña. Me considero como una persona luchadora, con los pies en la Tierra y con la cabeza centrada. Tengo catorce años y aún no sé lo que es el alcohol, no sé lo que es una fiesta, no sé lo que es asfixiarme con el humo de un cigarro, no sé lo que es una resaca y ME SIENTO ORGULLOSA DE ELLO. No me importa lo que piensen de mí, la gente de mi edad puede reírse de mí, puede decir que soy una aburrida, una empollona, una "friki" o lo que les de la santa real gana y pueden hacerlo en mi cara, porque sé que seré yo la que mañana llegue más lejos en la vida y luego, puede que sea yo la que  me ría de ellos." Karina Melián Rodríguez.

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