martes, 30 de julio de 2013

Un "para siempre" que ahora sólo es una promesa rota.

Siempre fui tan imbécil de estar a su lado en todo momento, cuando ella únicamente aparecía cuando le interesaba. La gente me lo decía, decía que ella sólo me utilizaba y me volvía a tirar como quien tira un papel a una papelera. Pero no quise hacer caso, no quise creerme nada, porque nunca me ha gustado creer en habladurías; hasta que el tiempo me demostró que era yo quien estaba equivocada. 

Me duele, pues a pesar de todo no quiero acabar con esta amistad que tantos buenos momentos me regaló. Duele verle aparentar que me odia, cuando un día fingió afirmar que me quería, prometiendo que aquella amistad duraría para siempre. Duele verla por la calle, saludarla, y que ella agache la cabeza. No sé lo que ha cambiado, ni quién ha cambiado, ni por qué ya nada es lo mismo. Lo que sé es que, de repente, somos como desconocidas que se conocen muy bien. También sé que yo siempre seré la misma tonta que estará aquí cuando haga falta. No me está gustando nada esta situación. 

Después de tantos años, todo se ha convertido en recuerdos, y nada volverá a ser como antes. ¿Será que todo lo viejo se acaba rompiendo con el paso del tiempo? "La próxima vez saludas al tato, maja". Eso me dijo cuando la encontré por la calle, le sonreí y le levanté la mano, pensando que aún, por lo menos, éramos compañeras. Me ha quedado claro que yo no le importo, y dudo que alguna vez le haya importado. Pero ella sí me importa, desde el primer momento le dí importancia, porque siempre he sido una imbécil que le coge cariño y ayuda a las personas a las que yo no les importo lo más mínimo. 

He llegado a sentirme tan sola y lo he pasado tan mal, que no quiero que nadie se sienta así, por eso siempre he estado dispuesta a ayudar a todo el mundo, y por eso seguiré estando ahí para ayudarla a ella. Fueron tantos los momentos... Y todo se ha ido a la mierda en un abrir y cerrar de ojos. Supongo que yo para ella sólo era y soy una friki. He visto que sólo me quería para reírse, no conmigo, sino de mí. Pero esta friki ya no volverá a molestarla, pues eso es lo que siempre fui: una molestia que ella sólo buscaba en los peores momentos, cuando no tenía a nadie más. 

Los puñales por la espalda, duelen, pero el dolor disminuye a medida que transcurre el tiempo. Los que se clavan y dejan una herida tan grande y profunda, que ni siquiera las vueltas del reloj son capaces de curar, son los que duelen para siempre. Y siempre me dolerá verla tan lejos, recordando continuamente sus puñaladas traperas, las cuales siempre perdoné una y otra vez, creyendo que yo significaba lo mismo para ella, que ella para mí. En fin... A pesar de todo, le deseo lo mejor. Siempre será "Mi Vane", mi mejor amiga. Y siempre lloraré al recordar todo esto, aunque he aprendido que nada es para siempre, ni siquiera las amistades más fuertes.

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