jueves, 19 de septiembre de 2013

¿Quién soy y por qué soy así?

Cada noche, queriendo o sin querer, me pregunto quién soy yo realmente, y quién deseo ser, mañana. Pienso en todo lo que tengo y en lo que he perdido, en lo que siempre he querido tener y nunca he tenido, en las personas que han venido, y en las que ya se han ido. ¿Pero quién soy y por qué soy así?

Soy alguien que define a la vida como el mejor artefacto para aprender a vivir. Cuando me miro al espejo siempre me pregunto quién es esa extraña, qué será de ella el día de mañana; me pregunto si luchará por sus sueños, o se quedará en el suelo desde que se sienta derrotada. Pienso que una derrota ayuda a dar un paso más hacia la victoria, pues perder también implica ganar, pero cuesta avanzar después de haber caído. La vereda de la vida es pedregosa, lo tengo asumido. Y sé que en un tropiezo no acaba el camino, que siempre podré levantarme e intentar, una vez más, alcanzar el sueño que haya escogido. A las personas que me dicen "tus sueños son imposibles", no les digo nada, sólo les sonrío. En general, sonrío a todo el mundo, y no tengo muy claro si esto es una virtud o un defecto, porque creo que no todos merecen mi sonrisa, pues me he dado cuenta de que existen determinadas personas que de mí no merecen ni eso.

Me fascina reír, es como si cada carcajada me regalase un minuto más de vida. Risueña y rara son los calificativos más repetidos a la hora de definirme. Lo de risueña lo entiendo. Lo de rara, también. Llega un momento en el que, de tanto escuchar lo mismo, acabo aceptándolo. Si la mayoría de los que me rodean piensan que soy rara, supongo que tendrán razón.

No confío en mí, la mayoría de las veces pienso que todo lo que quiero hacer me saldrá mal, hasta que lo intento y compruebo que sale bien. Lo importante es intentarlo, intentarlo las veces que sean necesarias, hasta conseguirlo. Soy muy negativa, y eso me ayuda a llevarme menos decepciones. Eso sí, a la hora de soñar, siempre pienso que puedo alcanzar mis sueños.

No lo voy a negar: me joden las malas críticas. No me voy a hacer la fuerte porque sé que no lo soy, aunque cuando la vida me obliga a serlo, saco la fuerza de donde sea. He saltado barreras, he caído y me he vuelto a levantar, pero eso no es ser fuerte. Tal vez sea luchadora. La vida no siempre me ha regalado flores, hace algún tiempo me lanzó demasiadas espinas, las cuales, aún me pregunto cómo, supe transformar en rosas. Vivir es como hacer una tarea que no entiendes. Una tarea difícil que nadie sabe hacer del todo bien.

He aprendido a diferenciar entre amigo y compañero. A los amigos los cuento con los dedos de una mano (y aún así me siguen sobrando dedos), pero los que tengo son verdaderos, por tanto, son suficientes. Compañeros tengo demasiados, quizás de sobra.

Sé que aún me queda mucha vida por vivir, pero ya tengo las ideas muy claras. Sé lo que quiero y voy a por ello. Si me equivoco, aprendo. Si el camino que he elegido no es el adecuado, trazaré otro y empezaré de nuevo. Supongo que tampoco está tan mal eso de volver a empezar de cero.

Puedo aparentar la persona más fría del mundo. Me cuesta expresar lo que siento hacia los demás y a veces parece que todo el mundo me da igual. Pero no es así, de verdad. Lo que pasa es que nunca he sido capaz de decir un "te quiero" a la cara. Suelo tragarme todo lo que siento, hasta que reviento.

Mi mayor sueño es la escritura. Sólo yo sé lo que siento al escribir, sólo yo sé por qué ansío alcanzar ese sueño, sólo yo sé el por qué de todos mis porqués. Llevo seis años gritando palabras en silencio, derramando en hojas todo lo que nunca me atreví a decir. Desde muy pequeña quise, y a la vez sin querer, sentarme a escribir mi vida, preguntándome por qué había llegado hasta donde me encontraba, intentando comprender por qué todo estaba tan distinto a como me imaginaba. Aún me duele recordar aquel momento en el que las letras fueron mi mejor argumento para desaparecer por un tiempo del mundo que estaba viendo. Pero prefiero no recordar nada más. No puedo hurgar en mi pasado sin llorar, no lo puedo evitar. Todavía conservo heridas sin cicatrizar. Todavía necesito la escritura para consolar mis lágrimas desconsoladas. Escribir es todo lo que necesito para poder seguir hacia delante, y para poder superar lo que ha quedado atrás.

Soy así porque la vida me ha hecho serlo. Mi historia ha formado todo lo que soy ahora. En resumen, soy una poca cosa que, si siente dolor, se calla y sonríe, aunque por dentro esté rota., aunque se sienta una idiota.















No hay comentarios:

Publicar un comentario