martes, 30 de octubre de 2012

Sentimientos escondidos tras el miedo.

Despierto en esta fría noche de octubre y vuelvo a recordar esta ausencia tan grande, tan dura, tan honda. Sé que no te has ido, ya que te veo todos los días; pero ya nada es lo mismo. Ya no comparto ningún gran momento a tu lado, ya no sonreímos juntos, ya no me enseñas, ya no aprendo de ti. Antes, te veía todos los días, mientras que ahora verte se convierte en algo al azar.

Ni te imaginas el dolor que siento cada vez que te veo. Siento un dolor aquí, en un rinconcito de mi corazón; un dolor que expresa el daño que me hace amarte en silencio y cada vez con más fuerza. Me equivoqué, siempre estuve equivocada con todo esto. No supe darme cuenta a tiempo de lo que comenzaba a sentir. Comencé a regalarte sin esperar nada a cambio. Hacía tonterías para verte sonreír. Y tú, tú también tienes algo de culpa en todo esto, ya que las palabras y el trato que me dedicabas me hicieron pensar cosas que nunca fueron verdad. Mi corazón se inventó su propia película y mi mente estaba segura de que todo se iba a quedar ahí: en una película que nunca estaría basada en hechos reales.

Nunca olvido aquel día en el que nos encontramos tú y yo con una única compañía: la soledad. Tus manos temblaban y aún no entiendo muy bien por qué. No podíamos parar de sonreír, aunque estábamos haciendo un trabajo muy serio. Mi corazón aparentaba querer salir de mi pecho; latía sin parar y a medida que pasaba el tiempo a tu lado se aceleraba cada vez más. Reías sin motivo y yo reía también. Tu brazo rozaba el mío, mis suspiros absorbían el delicioso olor de tu perfume, nos encontrábamos a centímetros de distancia y aún así seguía estando lejos de ti.

No sé si llegué a ser tu niña bonita o no, pero me hiciste sentir alguien importante, especial. Sé que yo te importaba y mientras te importara a ti, me daba igual el resto del mundo. No puedes negar que me tratabas diferente; no con amor, pero sí con cariño. Te convertiste en un gran amigo para mí y en la actualidad lo sigues siendo, aunque ya nada sea lo mismo. Eres alguien tan grande para mí...

Cada vez estoy más lejos de ti y no sé por qué, pero este cariño sigue aumentando cada vez más hacia ti. Es increíble; cuánto más distancia tengo de ti, más te quiero. Siento que no supe aprovechar el tiempo a tu lado. Aprendí, sí es cierto que aprendí mucho. Pero, ¿y todo esto que ahora estoy escribiendo? ¿Por qué nunca te lo dije a la cara? ¿Por qué fui tan cobarde? 

Un día te dije"te quiero mucho", pero te lo tomaste con la palabra "amigo" incluida. No, yo no te dije "te quiero mucho, amigo", te dije que te quería mucho; eso quiere decir que te amo, pero no me atrevo a decírtelo. Me respondiste con un "yo también te quiero mucho" y es cierto que esas palabras me sacaron una gran sonrisa; me hicieron sentir muy bien, pero hubiese preferido otra respuesta... No supiste entender todas las veces que intenté decirte lo que sentía hacia ti.

Solo me quedan los recuerdos. No me disgusta saber que nunca supiste todo esto que aún siento. En realidad, prefiero que nada cambie de sitio. Lo prefiero todo así, en silencio, ya que tengo miedo de lo que pueda ocurrir si todo esto sale a la luz. Me haces falta, te extraño, te necesito y por encima de todo te quiero. Ojalá pudieras estar cada día aquí, aquí conmigo...

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