martes, 31 de julio de 2012

901 Fácil de escribir, difícil de explicar.

Desde el primer momento sentí que algo raro se movía en mi interior cada vez que te miraba, pero no quise darle importancia. Poco a poco, me daba cuenta de que ya no eras alguien conocido, sino un gran amigo; un amigo que me enseñaba a aprender.

Pasaba el tiempo y cada vez aumentaban más mis sentimientos hacia ti. Sabía que ya no era solamente aprecio lo que sentía hacia tu persona; sentía algo más profundo, imposible de describir. No podía sacarte de mi mente. Adoraba tus ojos, tu sonrisa, tu mirada. Oírte reír a carcajadas era como oír el sonido del mar. Mirarte a los ojos era como ir subiendo poco a poco hacia las nubes.

Todo se me fue de las manos y cada día ibas ocupando cada hueco vacío de mi corazón, hasta que lo llegaste a ocupar por completo, entonces fue ahí cuando me dí cuenta de que me había equivocado. No podía controlar la situación, tampoco podía controlar mi corazón. Mientras mi mente me decía "olvídate de él", mi corazón gritaba "sabes que es imposible olvidarle, es muy profundo lo que sientes". Estaba desesperada. Era imposible poner mi mente de acuerdo con mi corazón y siempre entraban en una descabellada discusión.

No podía verte, pero tampoco podía vivir sin ti. Te convertiste en mi único amigo, en una gran persona. Gran parte de mi sonrisa siempre era gracias a ti. Adoraba cada palabra que salía de tu boca. Tu aroma me hacía viajar como una burbuja de jabón que sube lentamente hacia el cielo. Tu manera de defenderme conseguía que diera saltos de alegría cada vez que recordaba lo que habías hecho por mí. Esa manera de hablarnos con una mirada me volvía loca. La sonrisa que juntos formábamos era preciosa. Verte enfadado conmigo me partía en pedazos, pero te seguía amando con cada uno de mis pedacitos.

Sabía que tenías que irte, por eso intentaba aprovechar cada segundo que pasaba a tu lado, pero no fue fácil y creo que no supe aprovechar el tiempo. Siempre estaba distanciada de ti, me comportaba de una manera muy fría contigo, pero es que no sabía como actuar. Era algo increíble. Era verte y comenzar a temblar; era tenerte cerca y comenzar a perder el sentido, por eso nunca supe qué decirte y solamente fui capaz de sonreírte.

Intenté demostrarte lo que llevaba dentro de mi interior, pero sé que nunca lo llegaste a entender. Pensaste que sólo era una niña que te tenía mucho cariño como a todos mis amigos, pero no era esa la situación. Y es que, sentía mucho miedo de lo que pudiese ocurrir entre nosotros. No sabía como reaccionarías ante el momento en el que te confesase lo que sentía, pero preferí callarme, ya que encontré muchas posibilidades de que todo empeorara entre nosotros.

No me preguntes qué fue lo que me hizo sentir todo esto que ahora mismo siento hacia ti, porque ni siquiera yo lo sé. Tal vez, hayan sido tus virtudes o tal vez, tus defectos, pero, sea lo que sea, me encantas.

Te he agradecido millones de veces todo lo que me has enseñado, todos los momentos en los que estuviste ahí intentando apoyarme, pero nunca fui capaz de darte las gracias por haber aparecido en mi vida. Si supieras que fuiste la única persona que se acercó a mi lado para preguntarme "¿Qué te ocurre?" cuándo veías que mi sonrisa desaparecía; si superas que solamente tú sabías cuándo estaba bien y cuándo necesitaba un hombro para llorar; si supieras que fuiste tú el único que logró sacarme esa sonrisa en los peores momentos; si supieras todo esto que siento y todo lo que te extraño...

Sé que debo sacarte de mi mente, pero de nada me sirve sacarte de ahí, si no puedo sacarte de mi corazón. Todo me recuerda a ti.  Estás en toda letra de las canciones que escucho. No pasa un día en el que no piense en tu nombre, en tu sonrisa, en tu mirada o en los momentos a tu lado.

No sé lo que me trajo a esta situación; la situación en la que comienzo a desesperarme, porque veo que los días pasan y no te veo; en la que lloro, porque siento miedo de no volver a verte; en la que siento miedo de que estés cerca de mí, pero a la vez tan lejos.

Te necesito aquí, aquí conmigo. Sólo tú sabes comprenderme, sabes estar a mi lado, sabes demostrarme que te importo, sabes enseñarme, aconsejarme, apoyarme, ayudarme, secarme las lágrimas y sacarme múltiples sonrisas.

He pensado en que, tal vez, tú ni siquiera me recuerdes y eso me hace daño, pero también cabe la posibilidad de que no me hayas olvidado, por eso no he dejado de sonreír. Por cierto, siempre que lloro recuerdo tus palabras; aquellas que decían que no te gustaba nada ver mi sonrisa perdida, por eso intento sonreír, mientras una lágrima se resbala sobre mi mejilla.

Lo mejor que pudiese hacer ahora sería pasar página, pero creo que lo mejor sería cambiar de libro, aunque yo no haré ninguna de esas dos cosas. No quiero pasar página, porque me entretiene la que estoy leyendo y tampoco quiero cambiar de historia, porque tú eres el protagonista de la que estoy leyendo y este libro no lo cambiaría por nada del mundo.

¿Recuerdas que un día te dije que eras grande, muy grande? Pues nunca lo olvides, porque siempre estaré convencida de que eres una grandísima persona. La distancia no va a hacer que te olvide, dado que unos malditos kilómetros no van a destruir toda esta explosión de sentimientos, momentos, sonrisas y lágrimas que he vivido a tu lado.

Seguro que nunca llegarás a leer estas palabras que acabo de escribir y si las lees sé que no te vas a sentir identificado en ellas, porque no tienes ni idea de todo esto que me has hecho sentir. El dueño de estas palabras eres tú. El dueño de mi corazón también eres tú, así que espero que no me lo destroces. Eres increíble. Te quiero. Quiero olvidarte, pero para siempre recordarte.



Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Nadie podrá sustituirte, te lo prometo. Siempre significarás una gran parte de mi corazón, un gran motivo de mi sonrisa. Pues eso, que eres la mejor persona del mundo y te deseo lo mejor en todo. BSS. 220612. No fue un adiós, será un hasta siempre.








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