jueves, 10 de enero de 2013

Puro añoro

Echo de menos aquellos momentos en los que no podía parar de reír a carcajadas, en los que sentaba a todas mis muñecas a mi lado y hablaba, reía y jugaba con ellas. Extraño aquellos tiempos en los que la solución para mis problemas eran mamá y papá. 

Ojalá pudiera retroceder el tiempo y quedarme para siempre en una etapa de la vida que he dejado atrás, la etapa en la que lo principal era jugar, en la que los únicos problemas eran los de matemáticas y mis únicas heridas eran las que me había hecho corriendo en el parque. Etapa en la que llorar servía de algo, servía para que todos vinieran hacia a mí a abrazarme, consolarme, y comerme a besos.

He dejado mucho atrás, mi pasado no ha sido del todo bueno. El destino me ha separado de amigos que jamás pensé perder. Mis amigos de la infancia, amigos que, pase el tiempo que pase, no consigo olvidar. Tal vez, ellos a mí ni siquiera me recuerden. Pero yo sigo recordando todo lo que viví junto a ellos, y a cada uno de ellos. Me siento como una extraña entre tanta gente. Les echo de menos, demasiado de menos.

El tiempo ya ha pasado, ya hace siete años desde que dejé toda una vida atrás para comenzar otra. He perdido demasiado, he ganado más de lo que esperaba; pero nada de lo que gane podrá sustituir todo lo que un día perdí. Es imposible reemplazar a los amigos que compartieron conmigo mi primer lápiz cuando estaba aprendiendo a escribir, mi primera sílaba cuando estaba aprendiendo a leer, mi primer juguete cuando estaba aprendiendo a jugar. Vivo de recuerdos, no logro olvidar el pasado y se me está olvidando vivir el presente.

Se me cae el mundo encima cada vez que me doy cuenta de que yo ya soy una extraña entre los amigos que un día fueron mitad de mi vida. Ya ni siquiera me dirigen la palabra, cambian de acera o agachan la cabeza cuando me encuentran por la calle.

¿Dónde quedaron guardados los recuerdos, los momentos, y todo lo que compartimos? ¿Será que ya lo habrán olvidado? ¿Será que ya me han olvidado a mí? ¿Será que ya no les importo, que sobro entre ellos? No fue mi culpa, fue culpa del destino. La distancia nunca ha sido frontera para mantener una amistad.

Creo que, si de verdad fui alguien importante para todos ellos, nada habría cambiado. ¿Dónde quedaron las promesas de "nada va a cambiar"? La vida me ha hecho ver que nada es para siempre, que las amistades de toda la vida desaparecen de un momento a otro, que el destino siempre va a estar pendiente de revolverlo todo en el peor momento.

Nada volverá a ser como antes y es eso lo que más me duele, lo que más añoro. Mis amigos, mis mejores amigos, mis amigos de la infancia, amigos que jamás podré reemplazar. Es cierto que, en la actualidad, cuento con muchísimas amistades, pero ninguna es como las que dejé atrás y al mismo tiempo siguen adelante conmigo. El tiempo las dejó atrás, pero en mi corazón siguen todas adelante, aquí, aquí conmigo, siempre. Son tantos los recuerdos... ♥

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