lunes, 11 de noviembre de 2013

Lo que he aprendido de la vida.

He aprendido que nada en la vida es para siempre y todo en ella es pasajero. Que no es lo mismo ser amigos que ser compañeros. He aprendido que no siempre los que me quieren son los únicos que me buscan, en la mayoría de los casos los que me buscan es porque me necesitan. Y eso no es querer, es utilizar. Que yo sé querer, pero no odiar. Que una cosa es ser buena y otra muy distinta es ser gilipollas. Y luego estoy yo, que soy un poco de las dos cosas (más lo segundo que lo primero). He aprendido que no todo el mundo cumple sus promesas, y que no todas las promesas son sinceras. Que la mentira duele, pero la verdad duele mucho más. Que es una tontería echar de menos a personas que a mí siempre me han echado de más, y aún así no puedo evitar extrañar a toda persona que para mí un día significó algo, lo que sea, a pesar de que yo nunca signifiqué nada para ella. He aprendido a sonreír por encima de todo, aunque todo esté encima de mí. He aprendido que callarme de vez en cuando no está mal, pero callarme siempre, sí lo está. Que la gente que me valora me lo demostrará con hechos, no con palabras. Que quien me quiere, me lo demostrará cada día. Que no todo el mundo es bueno, aunque nunca he sabido o no he querido encontrar el lado malo de alguien. Que el tiempo pasa y las cosas cambian, al igual que las personas, al igual que yo misma. Que los sueños no son solo sueños, y si lucho podré hacerlos realidad. Que la realidad duele cuando no es la que deseo. Que cuando tengo delante lo que quiero, todo lo demás da igual. Que todo camino es pedregoso, sobretodo el de la vida, pero de cada caída me tendré que levantar. Que tengo que ser más fuerte que las barreras que se interpongan ante mí. Que quedarme estancada no sirve de nada e intentar avanzar siempre será mejor que rendirme. Que todo llega a su tiempo, aunque a veces parezca que el tiempo venga de rodillas. Que no siempre tendré lo que merezco, a veces tendré más, y a veces menos. Que, tal vez, sonreír en los malos momentos no resuelva nada, ¿pero acaso llorar resuelve algo? Que mi sonrisa no siempre refleja felicidad. Que dar es mejor que recibir, y dar sin pedir nada a cambio me hace crecer como persona. Que hay unos días mejores que otros, y los buenos siempre se pasan más rápido que los malos. Que la vida es maravillosa, sólo tengo que luchar para encontrar sus maravillas. Que quien me quiere de verdad, me acepta tal como soy. Y quien no me quiere siempre me hará cambiar. 

He aprendido a no esforzarme en ser igual que alguien, a no intentar ser igual que los demás. Que lo que digan de mí no define quién soy. Que nadie me conoce, pero siempre hablarán de mí. Que ser diferente no es malo, lo malo es empeñarse en ser igual. Que la compañía no es mejor que la soledad cuando lo que necesito es estar sola. Que si algún día decido cambiar, debo hacerlo a mejor y siempre por mí, nunca por alguien. Que la mejor manera de aprender es equivocándose. Que amar no es desear, y querer tampoco es amar. Que el orgullo sólo sirve para perder oportunidades, y el rencor para perder personas. Que nadie sabe vivir y todos estamos improvisando. Que es la misma vida la que me enseña a vivir. Que no debo comerme la cabeza, sino el mundo. Que toda rosa tiene espinas. Que toda herida cicatriza, pero eso no significa que no continúe doliendo. Que hay momentos inolvidables y momentos que no se deben recordar. Que sentarme y sacar lo que llevo dentro, nunca está de más. Que hay muchos recuerdos que quiero eliminar, pero he aprendido que, cuanto más trate de olvidar algo, con más fuerza lo voy a recordar. Que guardo demasiadas letras dentro, historias que nunca he querido contar, palabras que jamás debí tragar. He aprendido tanto de la vida... Y lo que me queda.

2 comentarios:

  1. Hola
    y siempre estamos aprendiendo, debido a que las cosas cambian sin parar..

    Pero el ser humano es capaz de adaptarse por necesidad y tb por ser inteligente..

    SALUDOS

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