martes, 17 de abril de 2012

Empezar de cero y dejar todo atrás.

Un día soleado noté cómo todo se acababa, me tocaba cambiar de vida, alejarme de todo, dejar un millón de recuerdos y amistades atrás, para empezar de nuevo.

Llegó la hora, me despedí con besos y lágrimas para todos. No podía soportar la idea de separarme de las personas que llevaban toda una vida a mi lado. Se me hizo muy duro, pero debía de hacerlo, sí, debía de cambiar de colegio.

Mis padres me dijeron que estuviese tranquila, que no me preocupase, que iba a encontrar muy rápido a otros amigos. Pero no lograban convencerme, porque yo seguía empeñada en volver al colegio dónde conocí a mis primeros amigos, los amigos de la infancia que aún recuerdo y que nunca olvidaré, porque ellos forman una gran parte de mí y pase lo que pase, nunca me voy a olvidar de ellos.

Fueron tantos momentos, risas, juegos, lágrimas, heridas que nos hacíamos corriendo en el parque, abrazos, secretos, peleas por los lápices de colores... Tengo muchas ganas de volver a aquellos tiempos, necesito estar a vuestro lado, os echo mucho de menos.

Crecimos juntos y poco a poco, fuimos descubriendo algunas de las maravillas que tiene la vida. Aprendimos juntos durante unos maravillosos años. Compartimos los juguetes, los lápices, las gomas, los bolígrafos, los días, el tiempo, la amistad, el trabajo, las dudas. Nos defendíamos unos a otros y de repente... todo acaba.

De un día para otro, el destino decidió separarnos y acabar con todo lo que habíamos vivido juntos, pero la distancia separa cuerpo, no corazones, así que yo no os olvido ni aunque me saquen del mundo.

Pasa el tiempo y llega la hora de enfrentarme a mi nueva vida. Me levanto por la mañana y no sabía que hacer cuando vi mi nuevo uniforme doblado encima de mi cama. En ese momento me quedé paralizada, no pude contener las lágrimas, porque me pasaron por mi cabeza la cara de cada una de las personas que tuve que dejar atrás. No quería ponerme aquel horrible uniforme, sólo quería llorar, pero sabía que tenía que hacerlo, debía de empezar de cero y con el apoyo de mis padres, pude hacerlo.

No pude desayunar, dado que los nervios no me lo permitieron. Llegó la hora y aunque no estaba preparada,  tuve que seguir adelante. Salí de casa con mi madre y me subí al coche de esta.

Al llegar al nuevo colegio me entraron ganas de salir corriendo. Estaba perdida, no sabía que clase era la mía, no conocía a nadie y el llanto estaba apunto de invadirme, genial, sólo me faltaba eso; llorar delante de cientos o miles de niños crueles que lo único que saben hacer es reírse de la tristeza y desesperación de otros.

Al fin, encontré a un profesor que andaba por allí cerca y le pregunté por mi clase: 3ºD. Le di las gracias y me dirigí hacia mi fila para entrar en clase.

Todo el mundo me miraba, me sentía cómo un ratón rodeado por gatos. Entré en clase y me senté en una de las mesas que se encontraban al final del aula. Nadie era capaz de acercarse a mí, notaba esa sensación de qué no le importaba a nadie y se me hizo un nudo en la garganta, nudo que de nuevo me avisaba de esas ganas inmensas que tenía de llorar.

Cada niño tenía su compañero de sitio, pero aún mi mesa de al lado permanecía vacía. El día se me hacía eterno, aún no sabía que hacía allí, perdida entre tanta gente.

Llegó la hora del recreo y me fui al baño. Decidí no salir de allí hasta que se acabase el recreo. Me puse a llorar y a susurrar los nombres de cada uno de los amigos que había dejado atrás tal vez, para siempre.

Sonó la sirena, el recreo había finalizado. Cada grupo de amigos regresaba a sus respectivas clases y yo seguía sola, me daba tanta vergüenza regresar sola a mi clase, que esperé a que pasase todo el mundo y luego, pasé yo. Llegué tarde a clase, pero no me importaba, porque prefería que los profesores me peleasen, antes de soportar las risas de los niños al verme sola.

Finalizó el día de clase y salí corriendo hacia el coche de mi madre. Al ver a mi madre, le di un abrazo y me puse a llorar. Aún recuerdo las palabras que le dije: "Mamá, no me gusta este colegio. Me siento sola y quiero a mis otros amigos, porque los que hay aquí no me quieren". Mi madre me intentó tranquilizar y me dijo que eso era normal, era la primera vez que me veían y tenían que acostumbrarse a mí, tenían que conocerme antes de empezar una amistad. También, me dijo que a los niños les suele costar acercarse a alguien que no conoce, muchas veces por miedo.

Pasó una semana y aún seguía igual: sola, pero a la vez tan acompañada, porque notaba que mis viejos amigos aún me acompañaban. Los llevaba tan dentro, que a veces pensaba que estaban a mi lado, muy cerca, pero sin llegar a tocarlos.

Por fin, logré hacer amigas, muy buenas amigas que aún tengo, pero sin olvidar a los que un día dejé atrás. Logré acostumbrarme a esta nueva vida y tuve que aceptar que a veces la vida tiene que cambiar todo de lugar.

Ya han pasado seis años de esta historia, pero aún recuerdo el nombre de todos y cada uno de mis viejos amigos que dejé atrás. Todos los días me acuerdo de alguno de ellos y no puedo evitar que una lágrima baje por mi cara al recordar los momentos que vivimos juntos. Momentos de felicidad. ¡Éramos tan pequeños! Jugando en el parque, compartiendo el balón, decidiendo entre todos a qué juegos íbamos a jugar a lo largo del recreo.

El tiempo ya ha pasado, estoy aquí en una vida que aún es nueva para mí, porque aún recuerdo todo lo que dejé atrás, lo recuerdo con todos los detalles y tal vez, por eso me cuesta tanto acostumbrarme a esta vida que no es nueva, pero a veces lo parece.


2 comentarios:

  1. Estaba buscando consejos en internet para sobrellevar el primer día de clases en nuevo colegio cuando encontre esta entrada. Me siento identificada, excepto con lo de tus antiguos amigos, ya que a mi en el otro colegio me aislaban bastante.

    Mañana empiezo en un nuevo instituto y no puedo dormir, a ver que pasa. xD

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  2. Sé lo que cuesta empezar en un nuevo colegio, ya que he pasado por esa situación y no es nada cómodo entrar en un lugar dónde no conoces a nadie, pero con el tiempo te acostumbrarás y verás que todo sale bien. Suerte :)

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