miércoles, 27 de marzo de 2013

Dreams

Tal vez mis sueños estén muy altos, tal vez sean casi imposibles de alcanzar. Pero lucharé. Si lucho, puedo perder. ¿Y si no lucho? ¿Qué pasa si no lucho? Si no lucho, estoy perdida. No me daré nunca por vencida. Me da igual lo que me digan los demás, no me importa. Son mis sueños, sólo míos. No soy de esas que se rinden desde que ven la más pequeña dificultad.  Si la vida es fuerte, yo lo seré más. Si caigo, me vuelvo a levantar. Si lloro, sonreiré después. Si me quedo sin zapatos, andaré descalza, aunque la realidad sea de cristal, aunque mis pies sangren a cada paso.

No soy una de las personas más fuertes, realmente nunca me he considerado como alguien así. Yo no sé ser fuerte, hasta que llega el momento en el que la vida me obliga a serlo. Y ese momento ya llegó. Es tiempo de sacar fuerza, de no permitir que nada ni nadie me frene. Saltaré las barreras que se planten delante de mí, lucharé sin límites para alcanzar todo aquello que parezca inalcanzable.

Basta ya de ser débil, de esperar a que alguien me dé la mano para ayudarme a levantar, de llorar y sentirme una mierda cada vez que intentan convencerme de que no podré alcanzar lo que quiero, de darle importancia a lo que piensen de mí, de callarme, de regalar sonrisas, amistad y simpatía a personas que no lo merecen, de permitir que me utilicen y me vuelvan a tirar, de ser la idiota que le sonríe a todo el mundo, aunque por dentro el dolor la parta en dos.

La vida me ha enseñado a seguir adelante cada día, sola o acompañada, debo seguir luchando. Es cierto que el recorrido se vuelve más difícil cuando uno anda solo por un camino desconocido, pero caminaré. No me importa el tiempo que tarde en llegar. Lo único que quiero es llegar. Me da igual cuándo llegaré, me importa más cómo lo haré.  Y nadie me detendrá, nunca, jamás.